Roald Dahl

Roald Dahl (1916-1990) és l’autor d’alguns dels llibres que els alumnes han llegit en algun moment al llarg dels seus estudis al nostre centre, com és el cas de Les bruixes, Charly i la fàbrica de xocolata, Charly i el gran ascensor de vidre (que és la segona part de l’anterior) o Matilda, entre d’altres.

Dahl va néixer el 1916 a Llandaff (Gal·les) i va estudiar en escoles britàniques, les quals en aquella època es caracteritzaven per un sistema educatiu força dur i amb una disciplina molt estricta. En aquest sentit, els professors i també alguns dels alumnes més grans dels centres utilitzaven els càstigs físics per a fer palesa la seva autoritat.

Sens dubte, aquestes vivències infantils de l’autor han estat reflectides en algunes de les seves obres, en les quals hi apareixen sovint nens maltractats, deixats de banda, orfes… Un dels grans mèrits de Dahl ha estat transmetre aventures estrambòtiques amb molt d’humor però amb un missatge contundent i un rerefons crític punyent en un món de poti-poti entre el que és quotidià, insòlit, fantàstic i obvi.

Hemos aprendido algo primordial,
Algo que a los niños les hace mucho mal,
Y eso es que en el mundo no haya nada peor
Que sentarles ante un televisor.
De hecho, sería muy recomendable
Suprimir del todo ese trasto abominable.

¿Para qué le sirve a su hijo este invento?
¡Le pudre todas las ideas!
¡Mata su imaginación!
¡Hace que en nada, nada crea!
¡Destruye toda su ilusión!
Su pobre mente se transforma
En un inútil reflector
Con ver figuras se conforma,
¡No sueña, ni evoca, ni piensa, señor!

Fragment de Charlie i la fàbrica de xocolata

Dahl va iniciar la seva carrera literària a la Segona Guerra Mundial quan va patir un accident aeri que el va obligar a deixar el servei militar actiu. Fou en aquell moment que els seus comandaments li van encomanar que redactés descripcions sobre aspectes i records bèl·lics per a la revista Saturday Evening Post. Aquell va ser l’inici de seva prolífica obra literària que més endavant es veuria complementada amb les il·lustracions de Quentin Blake, amb les quals hi apareixien uns dibuixos expressius que van aconseguir connectar d’una manera artística amb les històries de Dahl. Tant és així que aquests dibuixos sempre s’han associat directament a l’escriptor.

Il·lustració de Les bruixes

També algunes obres de Roald Dahl s’han portat a la gran pantalla, com és el cas de Charly i la fàbrica de xocolata i Matilda.

 http://www.youtube.com/watch?v=BGem82vCZNM

 http://www.youtube.com/watch?v=j6uhT7T6YXA&feature=related

 Fet i fet, l’univers de Roald Dahl fa molts anys que es va crear però és més vigent que mai!

Si piensas llegar a alguna parte en la vida, tienes que leer muchos libros”

(Roald Dahl)

Ignasi Bragulat

Harry Potter

Hablemos de Harry Potter. Ahora quizá parezca increíble, pero hace algunos años, en 1999, los libros de Harry Potter fueron los más censurados y perseguidos en EE. UU., según declaraba la asociación de bibliotecarios norteamericanos. Los motivos de esta persecución eran, a veces, consecuencia de denuncias por parte de adultos que veían en las aventuras de Harry Potter “una apología de la brujería y el ocultismo, paso previo a la magia negra y el satanismo” (El País, 29-10-2000). Afortunadamente esas denuncias fueron archivadas y  probablemente ya nadie recuerde los nombres de quienes las presentaban, pero es seguro que, en el 2012, los libros de Harry Potter se siguen leyendo en todo el mundo y que, si no la fiebre masiva propia del momento de su aparición, siguen produciendo gran satisfacción entre muchos de sus jóvenes lectores de ahora, cuando no adicción e interés por conocer todos los libros de la serie.


Los libros de Harry Potter empezaron a publicarse en 1997. Su autora, J. K. Rowling (Yate, Inglaterra, 1965), era una perfecta desconocida que había visto cómo el primero de la serie, Harry Potter y la piedra filosofal, había sido rechazado previamente por doce editoriales con el argumento de que el libro era demasiado largo… y, por tanto, sin interés comercial para el público juvenil al que iba dirigido. Poco podía prever ella  que al cabo de cuatro o cinco años sus libros se traducirían a más de 65 idiomas y que se venderían por millones en todo el mundo. Y del éxito de los libros nacería el éxito de las películas basadas en ellos —antes la autora había rechazado la oferta de Steven Spielberg de adaptar la historia de Harry Potter al cine porque Spielberg pretendía ambientar la escuela de Hogwarts en Norteamérica, pero ella no aceptaba una adaptación cinematográfica con demasiados cambios sobre el original—, y así, en el 2001, se estrenó Harry Potter y la piedra filosofal (dirigida por Chris Columbus y producida por la Warner).


Como millones de jóvenes de su tiempo, muchos alumnos de nuestro instituto han leído los libros de Harry Potter y han quedado seducidos por sus aventuras (a otros les habrán parecido enredosas y ajenas, por qué no). Algunos quizás no hayan leído ningún libro de la serie, pero conocen al personaje por las películas. Quien más quien menos tiene entre todos los personajes de la saga alguno que le resulta más atractivo o simpático (o más insoportable y odioso), llámese Ron, Hermione, Hagrid, Lord Voldemort, Dumbledore, etc. Quien más quien menos tiene un episodio o un libro como favorito: Harry Potter y la piedra filosofal, Harry Potter y la cámara secreta, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Harry Potter y el cáliz de fuego, Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry Potter y el misterio del príncipe, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte…


Sea como sea, como una de las razones por las que los seres humanos leemos y vemos películas es para poder compartir con los demás nuestras impresiones —pues intuimos que, como cantaba Facundo Cabral, sólo aquel que comparte puede ser dueño de algo—, abrimos esta entrada para recoger comentarios sobre los libros y las películas de Harry Potter, sobre lo que seduce, gusta, molesta o disgusta de este personaje, de toda su parentela de amigos, magos, muggles,  criaturas fantásticas, etc., y de todas sus secuelas, literarias o cinematográficas. ¿Quién pide la palabra en primer lugar?

Se suspende la función

¿Qué pueden hacer los trabajadores —los tramoyistas, la taquillera, el portero, la señora de la limpieza, etc.— de una sala de teatro si ven que corren el riesgo de quedarse sin trabajo por no haber llegado los actores de la compañía que tiene que representar la obra prevista? ¿Anunciar que se suspende la representación, devolver el dinero al público y cerrar la sala? ¿Buscar otras soluciones más imaginativas que les ayuden a salvar su sueldo? A esas preguntas y a otras similares tienen que responder los personajes de Se suspende la función, la  obra de Fernando Lalana que un grupo de alumnos de 3º de ESO, dirigidos por la profesora Vanessa Cáceres, representó, por partida doble, el pasado 20 de diciembre, en la sala de actos del instituto. A la primera sesión (a las 16.30 h), asistieron los alumnos  de 1º y 2º de ESO, y a la segunda (a las 18.30 h), familiares de los actores, compañeros de diferentes cursos y público en general. [Puede leerse la ficha técnica siguiendo este enlace.]

Como esta obra va dirigida básicamente a un público joven —aunque, por supuesto, el público adulto también puede disfrutarla—, en la edición publicada por la editorial Anaya, el autor —especializado en teatro infantil y juvenil— facilita, además de extensas acotaciones escénicas que resultan muy útiles para la representación, numerosas aclaraciones sobre el carácter y el sentido de esta comedia —a la que él mismo califica como “gamberrada” teatral por la sorpresa que produce que tenga que suspenderse la función. Así, por ejemplo, subraya que, detrás de la apariencia cómica de la obra, hay un par de cosas serias que pueden suscitar el debate: “la revolución de los humildes y las oportunidades que, a veces, te brinda la vida” […] y “guiños muy claros a asuntos de cierto interés social (la presencia inevitable de la publicidad o el final, con el teatro convertido en un bingo)”.

En cuanto al argumento, después del prólogo y antes de la presentación de los personajes y de observaciones sobre la escenografía, la música y el vestuario, el autor nos ofrece este comentario:

“Aunque se iba a representar una obra, nunca llegaremos a saber cuál es o de qué trata. Todo ocurre en tiempo real, sin pausas y a un ritmo endiablado. Los actores no se han presentado, el público ya está sentado en las butacas y hay que levantar el telón. No, no hay que levantarlo porque ya estaba arriba y ahora todos saben que hay problemas. Es mejor que los espectadores se vayan a su casa. No, que no se vayan. Que sí. Que no. Mejor, hacemos nosotros la función. ¿Qué función? ¿Hay una función? La obra. ¿Qué obra? No sé. Una obra. Cualquier obra. Una de piratas, de princesas, de gánsters… ¡La que sea! No se vayan, que volveremos enseguida. ¡Publicidad!”

Si por las respuestas de los espectadores (risas, aplausos, ambiente de entusiasmo, coloquio con los actores…) ya pudimos calibrar en su momento el éxito de la representación, ahora abrimos esta entrada en el blog para acoger los comentarios escritos que sobre la obra se nos hagan llegar.