Desde Aristóteles sabemos que el ser humano es un animal político porque por su dimensión social necesita vivir en la polis (palabra griega que significa ciudad), es decir, en comunidades o sociedades organizadas con otros seres humanos para la colaboración y el intercambio mutuo. Los seres humanos no podemos perder esa dimensión social y política sin dejar de ser humanos. Y sin embargo, algunas personas, sin pensarlo bien, creen que sí, que pueden desentenderse de algunos aspectos de esa dimensión: “Yo soy apolítico: a mí no me interesa la política”, pueden llegar a decir ingenuamente refiriéndose a un significado parcial de la palabra política. A esas personas convendría recordarles una idea que, según parece, popularizó el actor francés Yves Montand: “Aunque tú no te ocupes de la política, la política se ocupará de ti”. Esto significa que si tú no te interesas por los asuntos públicos ni participas de ningún modo en la vida social de tu comunidad y dejas todas las decisiones en manos de los políticos profesionales, puede ocurrir que estos, para favorecer determinados intereses privados, tomen decisiones que vayan en tu perjuicio, por ejemplo y sin ir demasiado lejos, recortando los presupuestos destinados a educación, sanidad y a otros servicios públicos o aprobando leyes regresivas como la de Educación (por no hablar de las leyes laborales que consagran el trabajo precario ni de la de seguridad ciudadana que limita el ejercicio de los derechos de manifestación, ni del anteproyecto de ley de aborto que restringe los derechos de la mujer, etc.).
Ha habido épocas o momentos históricos en que los estudiantes han sido muy conscientes como colectivo de la necesidad de reflexionar en profundidad y de discutir públicamente asuntos de interés general y, de manera especial, aquellos asuntos referidos a las políticas educativas. Incluso, a veces, ideas que nacieron en el seno de asambleas estudiantiles contribuyeron a cambiar el mundo en muchos sentidos, no sólo ideológicamente sino también en la práctica. No hablaremos ahora de lo que significó Mayo del 68, por ejemplo, aunque muchos alumnos que frecuentan este blog conocen algunas de las consecuencias de aquel movimiento y recuerdan algunos lemas nacidos entonces (“Prohibido prohibir”, “La imaginación al poder”, “Sean realistas: pidan lo imposible”, “Un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre”, etc.). Sea como sea, también en nuestros tiempos muchos jóvenes manifiestan sus inquietudes políticas y su indignación (recordemos el Movimiento 15-M, en el que tanta participación tuvieron los estudiantes), pues muchos de ellos saben perfectamente que “quien no es revolucionario a los 20 años no tiene corazón” (Oscar Wilde) y otros, aunque no sean revolucionarios, no quieren limitarse a dejar el mundo tal como lo encontraron. Unos y otros, en fin, parecen aplicar la máxima de la Confederación de Trabajadores Cubanos: Se puede mucho juntos.
…Y precisamente en esa frase hemos pensado cuando hemos visto este vídeo que, con el título de El Gran Poder, David S. Murga, alumno de 1º de bachillerato, ha realizado con la colaboración de otros compañeros del instituto y nos ha enviado con la petición de que lo insertemos en el blog. Porque no se resignan, porque no se conforman, David y muchos otros estudiantes quieren impulsar el debate, reflexionar sobre cuestiones de interés común y defender la escuela pública de todos los que por no considerarla prioritaria ni creer en ella tratan de socavar su futuro.