Vivir los sueños

En el instituto tenemos una pequeña  joya, la sala de teatro, de la que disfrutamos durante todo el año con una gran variedad de espectáculos.

La semana pasada tuvimos de nuevo la oportunidad de acomodarnos en las butacas para deleitarnos con una versión de Don Quijote de la Mancha.  Al finalizar la representación, una voz que salía de entre las butacas preguntó a quienes interpretaban la obra que por qué moría  Don Quijote. Como siempre, los interrogantes más interesantes los lanza el alumnado, y además este interrogante me pareció que tenía alguna inflexión de queja. No hay mayor halago para unos actores que conseguir que el público se enamore de sus personajes y no quiera que finalice nunca su ilusión.

A pesar  de nuestros deseos de continuar cabalgando junto a Rocinante, se encendieron unos focos, salimos de nuestro ensueño, se apagaron otros, y volvimos a la realidad… con alguna resistencia, porque ¿por qué muere Don Quijote? Don Quijote muere  por ser coherente con su decisión —más quisieran para sí muchos cuerdos—, y para seguir viviendo en la distancia que separa a Aldonza Lorenzo de Dulcinea del Toboso. Don Quijote es capaz de renunciar a las aventuras caballerescas con Sancho Panza pero no está dispuesto a resignarse a que la realidad sea menos bella de lo que él la ve. Don Quijote es un personaje entrañable, valiente e inconformista, que no sólo se atrevió a soñar sino que quiso vivir sus sueños. ¿Y vosotros con qué soñáis? ¿Cómo es vuestro mundo ideal? ¿En qué clase de heroínas y héroes os convertiríais si pudierais? ¿Dónde iríais? ¿Con quién? ¿Qué haríais? Os invito a que soñéis y a que escribáis vuestros sueños, pero si además  alguien se anima a vivirlos, cuidado con los Sansones Carrasco y los rebaños de ovejas.

Vanessa Bolancel

Leyendas de Bécquer

Cada año, a lo largo del curso, se representan en la sala de actos de nuestro instituto diferentes adaptaciones de clásicos, tanto en catalán como en castellano. El pasado 22 de noviembre, la compañía Transeduca, especializada en programación teatral para centros escolares, representó para nuestros alumnos y para alumnos de otros institutos de Santa Coloma Leyendas de Bécquer en dos sesiones consecutivas.

Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836; Madrid, 1870) es uno de los autores más populares de la literatura española, tanto por su poesía lírica (Rimas), que marcó un hito en la tradición literaria hispánica por su intimismo y su sencillez expresiva, como por su obra narrativa en prosa (Leyendas), verdadero compendio de temas y motivos románticos (ruinas medievales, amores trágicos, naturaleza sombría, ambientes nocturnos, etc.).

En esta adaptación para el teatro de las Leyendas, para resaltar el carácter unitario entre la poesía y la narrativa de Bécquer, se incluye una de las rimas:

Una mujer me ha envenenado el alma,
otra mujer me ha envenenado el cuerpo;
ninguna de las dos vino a buscarme,
yo de ninguna de las dos me quejo.

Como el mundo es redondo, el mundo rueda.
Si mañana, rodando, este veneno
envenena a su vez, ¿por qué acusarme?
¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron?

En cuanto a las leyendas, de las veintiocho que escribió Bécquer, los autores de esta adaptación, para captar mejor el interés del público juvenil, han preferido algunas de las más misteriosas e inquietantes (algunas de ellas de tema similar al de la rima citada): “¡Es raro!”, “Maese Pérez, el organista”, “El rayo de luna”, “El monte de las ánimas”, “Los ojos verdes”, etc.

Como es habitual en esta compañía teatral, al acabar el espectáculo los actores mantuvieron un coloquio con el público para aclarar el sentido de algunos aspectos del montaje relacionados con la escenografía, las dificultades de trasvasar un texto narrativo a un marco teatral, el carácter del teatro para escolares, etc.

Con la representación y con el coloquio, con el trabajo previo en el aula, con la realización de las fichas y con la posterior reflexión, los profesores del Departamento de Lengua Castellana esperan haber conseguido que sus alumnos se familiaricen con algunos de los motivos que inspiraron a un clásico de la literatura española y tengan curiosidad e interés por conocer mejor, de primera mano, las obras suyas, en prosa o en verso, que todavía no conozcan. En cualquier caso, ahora son ellos, los alumnos, los que tienen la palabra: ¿Quién quiere empezar?